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lunes, 24 de enero de 2011

DÉCIMAS DE LA AUSENCIA


DÉCIMAS DE LA AUSENCIA

Ayer me quedé esperando
a que volvieras amada,
y entristecí en la jornada
del día que fue pasando.
Mis ojos te iban buscando
llenos de melancolía,
y el corazón me decía
que nunca regresarás,
y sentí quererte más
mientras la tarde moría.

La tarde se oscurecía
y el sol, cerraba su ocaso.
La luna sin más retraso
en el cielo aparecía.
Y el sol como yo sentía
por su distancia la pena,
que como a mí lo encadena
a la ausencia de su amor,
y con profundo dolor
se fue en la noche serena.

La luna, apareció llena
de pasión, y adolorida,
miro del sol la partida
en aquella triste escena.
Mas yo sentí en mi alma buena
por tu ausencia un cruel quebranto
y con los ojos en llanto
juzgué el designio de Dios,
que me mantiene de vos
muy lejos y amando tanto.

Sufre el sol su desencanto,
la luna, sus sinsabores
y en sus distante amores
la noche tiende su manto.
Y yo me pregunto cuanto
debo sufrir por tu ausencia
mientras que ya a la demencia
por tu amor me he condenado
esperando enamorado
de ti la sola presencia.

Ruego de Dios su indulgencia
para que hasta mi regreses,
pues ya he pagado con creces
de tu querer, la abstinencia.
Un grito de mi conciencia
clamó por ti vida mía,
mientras la noche moría
y el alba se iba asomado,
y a solas aquí llorando
me sorprendió el nuevo día.

Quítame amor la agonía
que me causan tus distancias
y trae a mi tus fragancias
para lograr mi alegría.
La que me robaste un día
al dejarme en desazón,
sabiendo que el corazón
de pesar se iría muriendo,
entristecido, sufriendo
sin justa causa y razón.

Mi amor por ti es devoción,
es silencio adormecido,
es cual niño enternecido
y es en mi vida un alción.
Es desmedida pasión,
es un canto de contento
y es un hondo encantamiento
que aviva la vida mía,
porque eres la poesía
que vibra en mi sentimiento.

Regresa a mi abrigamiento,
regresa que aquí te espero.
Si no regresas me muero
en profundo abatimiento.
No dejes que en mi lamento
por tu amor sienta el fracaso
que sintió el sol en su paso
cuando la tarde moría
y la luna le veía
marcharse en su triste ocaso.

Adamis Barrios
Maracaibo – Venezuela
Domingo, 17 de octubre de 2.010.
Todos los derechos reservados.


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