DÉCIMAS A MI PADRE
a mi venerado viejo,
porque fue el sublime espejo
donde me supe mirar.
Lauro de palma triunfal
de mi humilde formación
que sembró en mi corazón,
la rectitud, la nobleza
y la radiante belleza,
del verso en la inspiración.
Mi viejo fue la emoción
que atesoraron mis años
porque crecí en los peldaños
de su cultura y razón.
Es de mi vida el bastión
que enarbola mi humildad
y es verso de libertad
de mi humano pensamiento
donde florece el portento
de criolla zulianidad.
Fui criado en la majestad
de su tesón, su hidalguía,
que junto a la vieja mía
me dio con serenidad.
También de su lealtad
aprendí con preeminencia,
a tener clara conciencia
de la cosas del honor
y a saber que es el amor
una virtud de excelencia.
Mi viejo fue en su insurgencia
caballero y afortunado,
nunca lo vi doblegado
ante tirana presencia.
Y con su férrea insistencia
de luchar por la justicia,
se confrontó a la avaricia
de eufóricos poderosos,
a quienes lanzó a los posos
de la frívola inmundicia.
¡Salve mi viejo! Es caricia
tu recuerdo en mi memoria,
que amén de tu humana historia
es mi fuente gentilicia.
Y es una heredad nutricia
que deja en suave murmullo,
con noble y sutil arrullo
vibrando en mi corazón,
tu sangre que es la razón
de mi más profundo orgullo.
Adamis Barrios
Maracaibo - Venezuela
Domingo, 20 de Junio de 2010.
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